Veinticuatro años después de la invasión de Puerto Rico por las tropas norteamericanas en el 1898, el Congreso de Estados Unidos decidió imponernos un gobierno colonial de manera que pudiera disfrazar el control imperialista de su nueva adquisición, hacerle creer al mundo que eran buenas sus intenciones para el Pueblo de la isla caribeña y continuar su política expansionista. Mientras el Partido Nacionalista de Puerto Rico, fundado en el año de 1922, tenía en su programa la independencia, el Partido Unionista, cuando fue fundado en el 1904, no tenía un programa definido para seguir en la Cámara de Delegados de Puerto Rico. Es para el año de 1913 cuando opta por la independencia, ideal que tomaba fuerza en la población y en el gobierno. Es así que, para el 1920, el Partido Unionista gana las elecciones.
El ideal de la independencia no fue del agrado del gobierno interventor, por lo que procedió a nombrar gobernador al antipuertorriqueño Montgomery Reilly, a quien el Pueblo prontamente apodó "Moncho Reyes".
Reilly causó una grave crisis política como resultado de sus órdenes de destituir a todos los unionistas "separatistas" que ocupaban puestos públicos y, al igual que hoy día, los líderes políticos acudieron ante el poder interventor en busca de una solución a la crisis. Una comitiva salió rumbo a Washington, D.C., a presentar sus quejas por los agravios y los desatinos de "Moncho Reyes" y con la esperanza de que le resolvieran el problema que aquel corrupto gobernador había causado. Era presidente de Estados Unidos el Republicano Warren Harding, (1865-1923) cuya administración (1921-1923) a su vez es considerada la más corrupta en la historia de ese país. (New Columbia Encyclopedia, 1975).
Subsiguientemente, el 19 de enero de 1922, el representante Phillip Campbell, de Kansas, presentó un proyecto de ley (H. R. 9995, Congreso 67, 2da sesión) encaminado a estabilizar la situación mediante el establecimiento del "Estado Libre Asociado de Puerto Rico". Por su parte, los Unionistas aprobaron el 11 de febrero, (tres semanas después) un programa que excluía la independencia y respaldaba el proyecto Campbell.
Estos Unionistas aceptaron quedarse en el gobierno y seguir el dictamen de Washington, mientras que otros Unionistas, defensores de la independencia, rehusaron continuar y fundaron el Partido Nacionalista. El proyecto de Campbell no fue aprobado y quedó dormido hasta que las luchas revolucionarias del Partido Nacionalista llevaron al Gobierno de Estados Unidos a despertarlo de su sueño en el año de 1939, cuando el gobierno de Estados Unidos envía al señor Pedro Capó Rodríguez a visitar al líder Nacionalista don Pedro Albizu Campos en la cárcel federal de Atlanta.
Capó Rodríguez tenía la encomienda de Washington de ofrecerle a Albizu la gobernación de Puerto Rico a cambio de abandonar la lucha por la independencia, cambiar el nombre del Partido Nacionalista a Partido Nacional Democrático y dejar de llamar "imperialista" a Estados Unidos. Albizu y los otros Nacionalistas con él encarcelados serían liberados si aceptaban esas condiciones y todos rechazaron indignados la propuesta.
Luego, Capó Rodríguez procuró infructuosamente que otros líderes del Partido Nacionalista aceptaran la propuesta y optó entonces por presentársela a Luis Muñoz Marín, quien para entonces era todavía independentista y socialista.
Subsiguientemente, en ese mismo año Muñoz Marín sale hacia Washington y, al igual que los Unionistas 17 años antes, regresa con la encomienda de organizar un nuevo partido que se conoció al fin como Partido Popular Democrático (PPD) con el lema de "Pan, Tierra y Libertad", el cual daba la impresión de que se trataba de un partido que apoyaba, no sólo la independencia, sino también el socialismo.
Este partido trajo en su programa unas atractivas reformas. No olvidemos que se estaba saliendo de los diez años de la Gran Depresión en Estados Unidos, de la cual Puerto Rico sufrió los efectos. También la guerra mundial se hacía sentir. Es decir, que cualquier reforma era un alivio en las condiciones pésimas que existían en Puerto Rico, causadas, precisamente, por el coloniaje y la explotación por empresas absentistas yankis.
Es así que, una vez más, la independencia queda abandonada, producto de un embeleco que se le atribuye a Muñoz Marín y al PPD, pero que fue manufacturado en el Congreso de Estados Unidos con los puertorriqueños como meros espectadores.
Las discusiones sobre el status que se están dando aquí y allá en estos días demuestran que nada ha cambiado.#
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